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Talca, Región del Maule, Chile
Me describo como un tipo común y corriente, sincero, humilde, auténtico, original, carismático, con sentido del humor, etc. Tengo mis ideas súper claras, en resumen creo ser una buena persona que no anda aparentado ser lo que no es. Soy una persona tan común y corriente como cualquiera de ustedes, con las mismas debilidades y errores. Al igual que la mayoría, también me cuesta orar y leer la Biblia, pero siempre hago el esfuerzo por intentar llevar una vida de integridad en obediencia a Dios. Mi vida es el ministerio y el ministerio también es mi vida, no podría separarlos jamás. Yo soy esto, soy un hombre común y corriente que sirve al Señor. La única diferencia con algunos otros, es que lo muestro, nada más. No trato de ser correcto, ni de hacerme el espiritual. En todo caso, soy espiritualmente normal.

viernes, 13 de enero de 2012

Entre discurso y práctica: reflexión histórica sobre el pentecostalismo ad portas del año nuevo

Hablaré de desilusión y esperanza. El protestantismo en Chile cuenta, en este momento más de 150 años; el pentecostalismo hace poco cumplió su centenario. Y quiero contar la historia de un quiebre. Resumir tantos años en una pequeña nota es un gran problema, así que desde ya pido disculpas si no logro un pensamiento totalmente refinado; haré el esfuerzo. Además, corro el riesgo de ser acusado de generalizar lo que digo, así que les ruego no piensen que generalizo, porque sé que hay excepciones a la regla que expondré. Por último, me disculpo por la extensión, pero les aseguro que no balbucearé, y que será como un espejo para muchos. Sé que me entenderán. Gracias.

Lutero en 1517 pegando sus 95 tesis
 en la puerta de la capilla de Wittenberg
Estábamos recién entrando al siglo XX. Los protestantes habían logrado establecerse a pesar de las muchas dificultades que imponía la dominante Iglesia Católica. Los anglicanos, presbiterianos, luteranos y metodistas habían conseguido un espacio de opinión. Lucharon por el matrimonio civil, por los cementerios para aquellos que no profesaban el catolicismo, y lucharon por el registro civil. En síntesis: libraron unalucha intelectual para establecer su fe en medio de un país casi totalmente católico romano.

¿Cuáles eran las convicciones que sustentaron a estos hombres para luchar contra la fuerte corriente que intentaba ahogarlos? Sus convicciones estaban arraigadas en una profunda enseñanza bíblica y teológica; Aunque no “sentían” a Dios, le amaban igual. Por una parte estaba el presbiteriano David Trumbull escribiendo con potente pluma en los diarios del puerto de Valparaíso, despertando la polémica y provocando la ira de los sacerdotes, a la vez que se ganaba el apoyo de los liberales por su firme postura –que incluso impresionaba a algunos católicos que oraban para que se convirtiera ¡cuán firme era él!-; por otro lado, el anglicano Allen Gardiner andaba en la zona austral del país, al fondo del mundo, intentando evangelizar a los antiguos indígenas: perdió la vida en ese intento; su hijo también lo hizo, y finalmente su nieto también participó de la misión.

Llegamos al siglo XX y el protestantismo estaba en plena expansión. De pronto, en el puerto de Valparaíso, una iglesia comienza a experimentar sensaciones nuevas, algo desconocidas; era otro movimiento pentecostal entre los tantos que se estaban produciendo en el globo en ese momento. El misionero metodista norteamericano Willis Hoover era el responsable de promover este despertar. Él era un teólogo de mucho conocimiento, que en principio quiso ir a predicar al África; esto significa que alió dos cualidades imprescindibles de un ministro: gran conocimiento y gran pasión espiritual. Su iglesia evidentemente era muy instruida, ya que su pastor era un hombre que se dedicaba a enseñarles sólidos conceptos teológicos y de la experiencia cristiana. Por lo tanto, estábamos frente a una iglesia muy firme doctrinalmente. Sin embargo, Hoover comenzó a temerle a la teología liberal –casi atea- que comenzó a generarse en esos años en Europa y Estados Unidos, y por esta razón es que cuando se separó de la Iglesia Metodista Episcopal no promovió la creación de Instituto Bíblico de formación, sino que únicamente se limitó a la escuela dominical. Sin embargo, la teología liberal no era la única que existía. Por lo tanto, cuando su generación murió, no quedó más que un leve sustrato teológico y bíblico. Los sucesores emprendieron el avance del pentecostalismo afirmándose más en la experiencia que en el conocimiento bíblico del Dios al que servían, Jesucristo.

Luego de que esa segunda generación pentecostal partió de esta tierra, la generación que le sucedió ya tenía nulo conocimiento teológico sistemático. El conocimiento fue reemplazado totalmente por la experiencia cristiana, y uno ya no era cristiano por lo que sabía de Dios a través de la Biblia y por el bien que hacía, sino por una experiencia espiritual. A tal punto llegó esta creencia, que todos aquellos que confesaban leer algo más que la Biblia eran escarnecidos como intelectuales, secos y sin espíritu. Así, estos hombres sensatos comenzaron a ser criticados, y todo aquel que leía o trataba de instruirse sufría el escarnio de su congregación –tal vez eso provoca que hasta hoy los hermanos Bíblicos seanrebeldes, a pesar de que no quisieran serlo-. Si el pastor Hoover hubiese visto eso, habría rajado sus vestidos. Por otra parte, las iglesias históricas que iniciaron el arduo trabajo de establecer el evangelio en Chile, quedaron relegadas a segundo plano debido a la fuerte impronta evangelizadora pentecostal; este movimiento espiritual creció mucho a lo largo del país, pero sin llevar conocimiento sólido –bíblico y teológico- de lo que creía. Así, muchos nuevos conversos experimentaban grandes experiencias, pero ignoraban las doctrinas fundamentales del evangelio, y como la mucha letra mata, tampoco se les insistía en una profunda indagación Bíblica.

David Trumbull,
primer pastor protestante en Chile
Esta tercera generación vivió gratas experiencias espirituales, y tal vez muchos de ellos son nuestros padres o abuelos. Fueron formados con la creencia de que para ser cristiano había que ser buen diezmador, cumplir con los servicios del Señor, ser muy muy obediente y no poner excusa a ninguna orden, y sobre todo: estar siempre en la iglesia. Todos estos elementos dieron paso a la configuración de una mentalidad sumamente hermética al mundo, metiendo en el saco toda idea que escapara de la vida del templo. Así, muchos jóvenes talentosos no pudieron entrar a la universidad porque eso era “mundano” y “pecaminoso”. Y en esa línea, muchos que tenían el deseo de evangelizar de maneras innovadoras eran tachados de iluminados y una serie de otros apelativos. Y todo esto era considerado la Doctrina de la Iglesia. En esta generación la doctrina ya no era la Biblia, sino la interpretación que los líderes hacían de ella.

El pentecostalismo, a través de sus muchas divisiones seguía creciendo a lo largo de todo chile transmitiendo la doctrina. Así llegamos al siglo XXI. La Doctrina de la Iglesia –nombre que nos recuerda mucho la Iglesia Romana- fue expandida en todo Chile. Pero esta vez, se suma un nuevo factor: la tradición. Después de 100 años ahora existe una tradición pentecostal. Eres pentecostal porque cumples con la doctrina, pero no porque eres bautizado por el Espíritu Santo y has vivido una gran experiencia con Dios. Y a la vez eres cristiano porque cumples con la misma doctrina y no porque lees la Biblia y sabes quién es Cristo realmente. A cien años, el pentecostalismo ha conservado el discursode los primeros pentecostales, pero ha perdido notablemente la convicción. Las grandes corporaciones siguen creciendo y creciendo, construyendo templos en cada lugar del angosto mapa chileno donde cae el dedo –como cuando se pide Palabra para el sermón- pero seguimos sin transmitir una enseñanza sólida de la doctrina cristiana; y por el contrario transmitimos la doctrina de la iglesia y la ahoratradición de la iglesia. Esa doctrina costumbrista más la tradición centenaria juntas destruyen lo poco y nada que queda de pentecostalismo.

La revitalización del movimiento se ha visto más en las corporaciones y misiones jóvenes que han sido levantadas por pastores disidentes que han sido motivados por el firme deseo de evangelizar, por el firme de deseo de Biblizar el pentecostalismo, o por las dos razones juntas.

En esta generación hemos nacido los jóvenes como yo. Viendo lo peor. Centenas de Iglesias pentecostales dividas por el personalismo de algún líder rebelde; pastores y obispos riñendo públicamente; pastores ambiciosos en autos que cuestan cien veces el sueldo mínimo; locos y alucinados como Ricardo Cid que hizo llover oro y se identifica plenamente con nosotros los pentecostales; Manifestaciones Espirituales desordenadas, sin sustento bíblico; Hermanos que nos enseñan a no leer la Biblia; tenemos que estar aferrados a la doctrina de la iglesia y del pastor de turno.

Willis Hoover,
primer pastor pentecostal en Chile
¿Qué habría pensado Hoover de todo esto? Y ahora, Mr. Hoover, yo le preguntaría ¿por qué no nos dejó un institutito Bíblico en el que nos enseñaran Biblia, Teología y también la Administración de los dineros? Recién en los ’70 el asambleísta norteamericano Pablo Hoff tuvo la idea de crear el IBP (instituto bíblico pentecostal), y muchos pentecostales ingresaron ahí. A la vez, muchos pastores impidieron a sus miembros entrar a estudiar la Palabra de Dios.

Entre los jóvenes de hoy hay dos corrientes principales: los que están resentidos por toda la imposición de una fe sin sustento, que consiste más en un discurso de tradiciones que en una fe bíblica; que están migrando a iglesias neo-pentecostales o iglesias del movimiento apostólico –que nos hace un flaco favor desprestigiándonos por nuestra ignorancia-; otros de ese mismo grupo emigran a iglesias Bíblicas como las históricas; y por ultimo está la segunda corriente, que consiste en seguir en el pentecostalismo y soportar todo lo que ya ha sido descrito. Algunos practican una lectura teológica que los hace perseguidos en sus iglesias, otros guardan silencio, y otros buscan un piso histórico para tratar de conciliar este difícil proceso.

Por otra parte, hay jóvenes que miran con muy buenos ojos la política: ¿qué les diremos? Que es malo; y entonces uno nos dice: ¿qué pasa si soy convertido, amo a Dios y leo la Biblia, y quiero influir como cristiano para mejorar mi país?; Sólo dejo esto, lo demás queda a su meditación personal, lector amigo.

A la vez, tenemos el tremendo problema de que muchos jóvenes creen “sentir” a Dios, pero como carecen de una enseñanza Bíblica sólida sustentada en el conocimiento de la Soberanía de Dios, muy pronto incurren en el desorden, experimentando manifestaciones que no sólo son extra-bíblicas sino que a veces son derechamente anti-bíblicas; y lo que es peor, en la iglesia sienten a Dios, y luego son un mundano cualquiera, avergonzando así el evangelio de Jesucristo cuando dicen “soy evangélico”.

Entramos a las universidades y somos bombardeados de ideología –y algunos, teología también- y ¿qué hacemos? ¿Aferrarnos a la doctrina de la iglesia y a la tradición? Eso se vuelve la nada en nuestras aulas; queremos defender la fe y cuando vamos a echar mano de la Biblia nos acordamos quela letra mata y que el conocimiento envanece. Y entonces, o nos compramos una Biblia Thompson y una teología sistemática, o somos el hazmerreír de nuestros compañeros y caemos derrotados a la vez que nos sentimos perseguidos y héroes de la causa –que no somos héroes, sino, lamentablemente, ignorantes.

Oh, amigos míos, soy muy pentecostal. Viví la experiencia más maravillosa. No me he quedado con el discurso del pentecostalismo, sino que soy pentecostal porque he vivido un encuentro personal con Dios Jesucristo. A eso añado que he conocido la virtud del poder del Espíritu Santo. Pero, por favor, meditemos en nuestro contexto. Necesitamos crecer, necesitamos avanzar. Vengo del barro, tal como muchos de ustedes, de una familia pobrísima que llegó al evangelio con menos que lo puesto. Me ha tocado vivir este conflicto en toda su crudeza a mi juvenil edad, pero ya me hastié de buscar hombres de convicciones en otros lugares; creo que es tiempo de que nosotros seamos esa generación de convicciones, que le devolvamos al pentecostalismo la visión que tenía Hoover, y luchemos por mostrarle al mundo que no somos un dinosaurio fosilizado, sino que realmente creemos en la transformación del ser humano a través de Cristo, y que realmente nos aferramos a la Biblia como única regla de fe.

Resalto los recientes esfuerzos de distintas denominaciones por iniciar sus propios institutos bíblicos, a la vez que resalto el esfuerzo de las distintas organizaciones que han tratado de unir a los distintos líderes evangélicos. Resalto el coraje de los jóvenes que luchan por hacer del pentecostalismo algo vivo en su día a día.

Si has llegado hasta aquí, te doy las gracias por leer, y te ruego que lleves en tus oraciones a la generación de hoy, la cual puede ser culpable de una debacle sin precedentes, o por el contrario, puede ser la generación a través de la cual venga la restauración. 

Cristiano Pentecostal
Feliz 2012.