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Talca, Región del Maule, Chile
Me describo como un tipo común y corriente, sincero, humilde, auténtico, original, carismático, con sentido del humor, etc. Tengo mis ideas súper claras, en resumen creo ser una buena persona que no anda aparentado ser lo que no es. Soy una persona tan común y corriente como cualquiera de ustedes, con las mismas debilidades y errores. Al igual que la mayoría, también me cuesta orar y leer la Biblia, pero siempre hago el esfuerzo por intentar llevar una vida de integridad en obediencia a Dios. Mi vida es el ministerio y el ministerio también es mi vida, no podría separarlos jamás. Yo soy esto, soy un hombre común y corriente que sirve al Señor. La única diferencia con algunos otros, es que lo muestro, nada más. No trato de ser correcto, ni de hacerme el espiritual. En todo caso, soy espiritualmente normal.

lunes, 1 de octubre de 2012

Sentido y Crisis: Cristianismo eterno en tiempos adversos

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En nuestro tiempo, la historia de la iglesia primitiva y de los mártires es un relato. Digo relato, pensando en que ya no está en la posición de esa historia que se recuerda y rememora constantemente. De hecho, son pocas las iglesias que enfatizan la importancia de los orígenes del cristianismo; es mejor eludir el tema, porque los mártires es cosa pasada, de un tiempo diferente, y hoy estamos muy lejos de llegar a eso. ¿Quiénes eran los mártires?

Es sorprendente leer a hombres como Ignacio de Antioquia y Justino, que veían la muerte como un honor: pensaban que así podrían ser como Cristo, es decir, que seguían sus pasos. Y aun en la Biblia encontramos casos como el de Esteban, que muere apedreado proclamando en evangelio. En periodos previos a la Reforma protestante, también encontramos individuos que sufrieron la muerte de maneras terribles, por confesar el evangelio.

¿Pero para qué recordar todo esto en un tiempo en que nadie nos va a poner en un coliseo romano para jugar al tigre y la presa, en que nadie nos va a lanzar a una hoguera? Y por eso el concepto delmartirio queda como un feliz acontecimiento mediante el cual nosotros recibimos las facilidades y bienestares de los que gozamos hoy. Y se dice: gracias a ellos, hoy somos lo que somos.

Estamos en una época en que tal vez la mayor pregunta del hombre sea “¿Cuál es el sentido de la vida?”. Era en la que estamos influidos por la cultura del mall, del consumismo, individualismo, relativismo, la televisión, la hiper informatividad de internet, las múltiples opciones de fe desde las animitas hasta el budismo, y un largo etcétera… y tal vez la pregunta de muchos creyentes hoy  es “¿qué sentido tiene ser cristiano?”

La crisis de sentido ha configurado a un ser humano sediento, que busca constantemente un rumbo, pero que sabe que no lo encontrará porque todo es relativo. Ante la imposibilidad de los absolutos, lo único que queda es buscar sustitutos que sacien el ansia de sentido. Y para muchas personas de hoy, el cristianismo no es más que uno de los tantos sustitutos de sentido. Y cuando hablo de cristianismo, me refiero a todas las confesiones. Pienso en el católico a su manera, en el pentecostal que se pone la corbata para ser considerado socialmente, en el músico de la iglesia emergente que se arregla para caerle bien a las chicas, etc. Para todos ellos, y muchos otros, que ven a sus iglesias como una puerta de entrada social, el cristianismo no es más que un mero sustituto pragmático en su necesidad de seralgo en este mundo.

Cuando pensamos que ser cristiano tiene sentido, implícitamente estamos diciendo que puede haber otras cosas que tienen  sentido, y que hay otros sentidos; con esto colocamos al cristianismo al nivel de cualquier otra creencia. Entonces ¿Cuál es la mayor virtud del cristianismo, si nosotros mismos lo integramos en un gran abanico de posibilidades? Ser cristiano tiene tanto sentido como amar un equipo de futbol o un partido político.

Y entonces vale la pena retomar la historia de los mártires. ¿Qué es lo que motivaba a estos sujetos? ¿El cristianismo sólo tenía sentido para ellos, tal como habría tenido sentido creer en Zeus, Cronos, Hermes o el glorioso imperio romano? Si es así, sus muertes no valieron la pena.

La iglesia ha cometido el error de mostrar al cristianismo como aquello que puede dar sentido a la vida del ser humano; y esta es la mayor de las relativizaciones: el mayor pecado de la iglesia moderna.

Los tiempos en la tierra siempre han sido adversos. No sólo cuando matan a los creyentes, sino también hoy, cuando los creyentes asesinan su propia fe. Y por ello este es un tiempo adverso. La iglesia predica el sentido de ser cristiano a la gente que no encuentra sentido, pero no predica a Cristo –me refiero al Eterno, no al Dios farmacia de hoy-.

Urge recuperar el concepto de martirio. Se nos ha velado una parte de la realidad cuando se dice que los mártires son los que mueren por la causa de Dios. Ser mártir es mucho más. Mártir significa testigo. La antigua forma de ser testigo de Cristo era entregar la vida. ¿Cuál es la forma moderna de ser testigo? Tal vez sea demostrar que el cristianismo no da sentido a nuestras vidas; acaso ser cristiano no tenga sentido; sino que Cristo es el sentido del hombre.

Necesitamos mártires para hoy: testigos de Cristo, de que él es la razón de ser y destino del hombre, él mismo es la vida; él es el evangelio –como diría Piper-, que no debemos creernos cristianos sinoestar en Cristo –como gustaba decir Pablo-. Mártires que testifiquen con su vida no que su fe les da sentido, sino que Cristo es el sentido mismo de sus vidas.

Luis Aranguiz K.