Hoy en día es normal encontrar estas famosas maquinas tragamonedas en casi todos los negocios, pero lo anormal es ver a cristianos, que no solamente juegan a perder dinero, sino que están enviciados con dichas maquinas. Esta enfermedad se le conoce como la “Ludopatía”.
Según la RAE, la Ludopatía consiste en una alteración progresiva del comportamiento por la que un individuo siente una incontrolable necesidad de jugar a los juegos electrónicos o juegos de azar, menospreciando cualquier consecuencia negativa. En definitiva, se trata de una adicción.
La finalidad de este juego es “ganar o perder, acertar o no” y cuyos resultados dependen sólo de la suerte o el azar, no de nuestra habilidad. Matemáticamente las probabilidades de ganar son patéticamente pequeñas. La dependencia puede hacernos perder mucho dinero, acostumbrarnos hasta el punto de desarrollar una adicción, podemos tener problemas familiares por el excesivo gasto de tiempo y dinero.
La mayoría de las personas después de perder dinero en el tragamonedas, vuelven otro día para intentar recuperarlo. Otras personas han arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido a l dependencia. Inclusive algunas, pueden llegar a cometer actos ilegales, como falsificación, fraude, robo, o abuso de confianza para financiar el vicio.
Algunas iglesias aprueban el bingo y las loterías como un medio para recaudar dinero con fines caritativos. Aún así, los cristianos mas conservadores desaprueban los juegos de cualquier clase, sea lotería, máquinas tragamonedas, carrera de caballos o de perros, ruleta rusa, póquer, bridge, o tirar la moneda para ver quien paga la gaseosa. ¿Por qué? Mateo 7:16 dice, “por sus frutos los conoceréis.”
Si analizamos la Biblia, podemos ver no habla literalmente sobre los juegos de azar, pero existen muchos versículos que relacionan el dinero con la codicia y la avaricia. Uno de ellos es Proverbios 28:22 que dice: “Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza.” Pero el ejemplo más claro lo encontramos en 1ra Timoteo 6:9-10: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” El pecado de la codicia esta en el décimo mandamiento y se encuentra en Éxodo 20:17 y ratificado en Romanos 7:7 para los que dice que la ley no rige en el tiempo de la gracia.
La palabra "codicia" se puede aplicar perfectamente al juego porque:
a. El juego es un apetito desordenado de riquezas porque se basa en el deseo de enriquecerse rápidamente sin trabajar. Es un apetito desordenado que va en contra del orden establecido por Dios, el cual requiere que el hombre trabaje para ganarse el pan.
b. El juego es un apetito desordenado de riquezas porque hace que uno pierda el dinero que tiene con la esperanza de recibir una cantidad más grande de dinero que no le corresponde.
c. El juego se basa en la meta de ganar al costo de los demás. Es una forma de aprovecharse de la pérdida de otros.
Otros versículos los encontramos en las palabras de Jesús que menciono esto “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro Corazón.” (Mateo 6:21) y la fata de mayordomía en Lucas 16:10-13 dice: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Las familias a menudo tienen que sufrir la insatisfacción de las necesidades básicas por causa de la adicción al juego de uno de los miembros. Los ludópatas privan a sus familias de las cosas básicas como alimentación, atención etc. por el único hecho de que a ellos les gusta más pasar tiempo jugando. La Biblia es clara con esto en 1ra Timoteo 5:8: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” Nadie puede calcular la pobreza y miseria que traen para sí mismos y sus familias los que se han enviciado con el juego, ya que la casa se deshace, los víveres escasean, las deudas inmensas se acumulan, mientras el sueldo es malgastado.
Para finalizar citaremos el libro de Santiago 1:13-15: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario